| En el entorno de este paisaje se encuentran auténticas joyas  geológicas y paisajísticas, una belleza misteriosa esculpida por la incansable  labor del agua y el viento que lo hacen único a escala nacional e  internacional. La Ciudad Encantada, el Ventano del Diablo, la Laguna de  Uña, Los Callejones y Los Miradores de las Majadas, el “Castillo” de Huélamo,  el nacimiento del Júcar, La Mogorrita y la Peña del Reloj, desde la que se  puede contemplar el paraje de El Hosquillo, son algunos de los puntos más espectaculares  donde poder contemplar este paisaje de la Serranía, auténtico sello de  identidad de la comarca y de la misma provincia.
 Pero además la elevada variedad de ambientes de montaña  hacen que la Serranía de Cuenca posea unas características excepcionales con  una alta biodiversidad de flora y fauna.
 José Luis Martínez  Guijarro Consejero de Medio Ambiente y Desarrollo  Rural
 UNA JOYA GEOLÓGICA Si hay un rasgo geológico que llame la atención al visitante  de la Serranía de Cuenca es la existencia de un paisaje muy singular, en el que  abundan caprichosas formas geológicas que dan lugar a parajes de belleza  misteriosa que incitan a la imaginación, como demuestra la toponimia local.  Este peculiar paisaje, esculpido por la incansable labor del agua sobre las  rocas calcáreas, se denomina kárstico, y su formación se debe a la disolución  y/o precipitación de las rocas, en este caso calcáreas, que constituyen el  sustrato mayoritario de esta región. Un breve paseo por cualquier lugar de la  Serranía de Cuenca permite visitar espectaculares elementos geológicos de  origen kárstico que reciben popularmente nombres como ciudades encantadas de  roca, laberintos, callejones, setas, arcos, simas, tobas, torcas, hoces, etc.,  que hacen de este lugar un auténtico “museo al aire libre” de manifestaciones  kársticas y una referencia nacional para el estudio del karst.  Pero  las joyas geológicas de la Serranía no acaban en el Parque Natural. Por si  fuera poco, en el entorno del Parque se sitúan más enclaves de relevancia  geológica y paisajística de primer orden como la Hoz de Beteta, las Torcas de  Lagunaseca, el Tormagal de Muela Pinilla, el Nacimiento del río Cuervo, la  Serrezuela de Valsalobre o las Torcas de Palancares y Tierra Muerta, todos  ellos declarados Monumento Natural. Y otros lugares singulares como las hoces  de Solán de Cabras, de Fuertescusa y de Tragavivos, las lagunas del Marquesado  y del Tobar y un largo etcétera, que hacen de esta región, una de las más  interesantes desde el punto de vista geológico de la Península Ibérica. Luis  Carcavilla Urquí Instituto Geológico y Minero de España
 FAUNA En el Parque se han citado un total de 229 especies de  vertebrados: 156 de aves, 40 de mamíferos, 14 de reptiles, 11 de peces y 8 de  anfibios. El 76% de las mismas se encuentran incluidas en el Catálogo Regional  de Especies Amenazadas. Su  importancia faunística es vital ya que suponen el hábitat de nidificación del  elenco de rapaces rupícolas más emblemáticas. A la cabeza figura el águila-azor  perdicera que cuenta en el Parque con la única pareja a nivel provincial localizada  en zonas altas de montaña. Conviene recordar que se trata de una especie más  propia de sierras y montañas bajas de ambientes marcadamente mediterráneos, que  enrarece su presencia hacia el interior peninsular en favor del águila real.  Otros aspectos hacen aún más singular a esta pareja, como por ejemplo el hecho  de que explote intensamente la diversidad trófica que aporta la Laguna de Uña,  lo que hace que incluya en su dieta especies de la talla de la garza real,  francamente raras en términos generales en el menú de esta rapaz. Igualmente  raro, para una rapaz de preferencia rupícola en cuanto a sustrato de  nidificación, resulta la constatación frecuente de anidamiento en árbol  seguramente motivado por la competencia establecida con la nutrida población de  buitres.  Enrique  Montero Verde Delegación de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Cuenca.
 FLORA Los pinares de pino negral, constituyen el paisaje vegetal  más representativo y extenso de la Serranía de Cuenca, dominan sobre sustratos  calizos y en una altitud comprendida entre los 1000-1500 m. Son y han sido  explotados tradicionalmente por las excelentes cualidades de su madera para  sierra y construcción. Se asocian a robledales, sabinares albares y bosques  mixtos eurosiberianos, constituyendo auténticas formaciones mixtas de un  inigualable valor paisajístico. Las mejores representaciones de estos bosques  se encuentran en el Barranco del Infierno (Muela de la Madera), el Ensanche de  Buenache, el Monte de Fuencaliente, el Arroyo de la Madera, la Solana de Uña,  Lagunillos, el Hosquillo y el Masegar de Huélamo. Las formaciones arbustivas  que con mayor frecuencia se asocian a estos pinares son los aliagares, los  guillomares y los bujedales. Óscar García CardoIngeniero de Montes
 Fuente:Revista Medio Ambiente de Castilla La Mancha.
 |